Decálogo de Podemos
¿Podemos tener un chaletón con piscina, custodiado por la G.C., siendo líderes de los proletarios anticapitalistas?
¿Podemos apoyar a un tirano llamado Maduro, que ha arruinado y asesinado a su pueblo, frente a la democracia y la libertad que defiende Guaidó?
¿Podemos apoyar los regímenes totalitarios de Cuba, Rusia, Turquía, Corea del norte y las de los países bolibarianos frente a los países demócratas?
¿Podemos alinearnos con los independentistas catalanes liderados por un visionario fugado de la justicia y su mayordomo, supremacista y xenófobo?
¿Podemos alinearnos con los que han asesinado a centenares de españoles en nombre de la independencia vasca y que siguen en la lucha?
¿Podemos tratar de derrocar la monarquía parlamentaria y neutral para instaurar una república partidista y mucho más peligrosa?
¿Podemos renegar de la transición, el periodo de mayor consenso y generosidad que ha tenido la política española?
¿Podemos volver a dividir a los españoles enfrentándoles de nuevo, intentando rehacer la historia y reescribirla a nuestro antojo?
¿Podemos mantener un gobierno minoritario secuestrando la voluntad del pueblo y su deseo de elecciones?
¿Podemos depurar a todos los miembros de nuestro partido que no comulguen con los deseos de su líder?
Estas son las pretensiones del populismo. ¿Todavía hay quien, tras reflexionar a fondo sobre estas cuestiones, estaría dispuesto a votarles? O tal vez sea que quienes les votan quienes no tienen capacidad analítica. El populismo es la democracia de los ignorantes, como dijo Fernando Savater.